Por mucho es una de las hortalizas más significativas de la cocina mexicana, su contenido de Capsicina y capsantina son además de darle el picor y el color, poderosos antioxidantes. Contienen vitamina C, A y cantidades nada despreciables de minerales como el hierro y el potasio. La mayoría de las variedades, tiene propiedades tónicas y antisépticas, ayudan al sistema circulatorio y digestivo, contribuyen a aliviar resfriados ligeros y asma.
Es una planta de tamaño medio a alto dependiendo de la variedad; esta planta requiere de un cuidado especial de guías para su mejor crecimiento o en todo caso las podas constantes para evitar que puedan llegar a rasgarse.
La mayoría de las variedades, requieren de la luz del sol directo, aunque, hay algunas que tienen una predilección por los espacios iluminados sin ser de sol directo. Algunas variedades como el habanero o el manzano, que prefieren además de la iluminación, sitios con mucha humedad, resultan ser muy sensibles a las podas. Para mejorar su crecimiento, se recomienda solo quitar de vez en cuando las ramas más viejas de la planta o que ya haya dado muchos frutos.
Otras variedades, como el serrano, jalapeño o piquín, necesitan de la luz del sol constante para poder comenzar a fructificar. El chile suele ser muy sensible a la falta de agua, por lo que es necesario mantener muy vigilado ese punto de sus cuidados. Una vez que comienza a producir chiles, la planta consume mucha energía, por lo que es importante darle suficiente alimento o de lo contrario comenzará a abortar frutos.
Si lo que se busca es poder conservar los frutos, se recomienda usar alguna especie de secador solar, para que no pierda sabor o aroma; en el caso de las variedades que son llamadas de “sombra”, es importante esperar a que tengan un color y tamaño adecuado para su cosecha.