El apio o Apium graveolens una de las plantas favoritas por los nutriólogos gracias a su contenido nutrimental y de fibra. Contiene un nivel muy alto de vitaminas A y C, así como de flavonoides, los cuales actúan como antioxidantes muy efectivos en el cuerpo humano. En nuestro huerto, el apio se puede consumir desde que es una planta pequeña, aunque lo recomendable es esperar a que sus tallos tengan 1 cm de ancho como mínimo y tenga más de 5 o 6 tallos.
Es una planta que puede llegar a crecer hasta 80 cm si se cuida adecuadamente y que puede engrosar o durar tanto como nosotros y el clima se lo permitan; aunque es recomendable retirar algunos de los tallos que se vayan formando al exterior de la planta para asegurarnos de que crezca sana y fuerte es una planta que no necesariamente se debe arrancar por completa para poder consumirse, con cortar unos cuantos tallos es más que suficiente y lo mejor de todo es que después de un tiempo ¡comenzaremos a ver algunos retoños nuevos a los costados! (estos son los “hijuelos” de nuestra planta)
Lo mejor para el apio es estar a sol directo ya que adora la iluminación directa (por lo menos unas 5 o 6 horas de sol directo sería lo ideal para ella) y es muy poco tolerante a la sombra. Esta planta que come mucho, por lo que hay que estar alimentando frecuentemente.
Si lo que buscas es sembrar tu planta de apio junto a otras plantas que son sensibles a la competencia por el alimento o mucho también; tales como lo son rábanos, betabeles, ajos o cebollas. Toma agua moderadamente, aunque lo hace muy constantemente. En el caso del apio, es muy importante que no le permitamos florear, ya que, de lo contrario, puede llegar a tornar su característico sabor en uno mucho más amargo.
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